
y así fue, después de que varias personas gritaban como llamarme, me dicen feliz, lo cual no me hace muy idem, pero por lo menos es un poco mejor que el nombre que me habían puesto en la casa donde nací..."botitas"..puaj..odio los diminutivos.
me llamo feliz, soy un gato. no sé si mi nombre proviene de una ironía o no, pero para el caso no importa. voy a usar este blog para contar la cruda realidad de ser la mascota de una treintañera.No tengo idea de cada cuanto voy a publicar, porque todos sabemos que gato con guantes no caza ratones, pero nadie sabe lo que cuesta tipear cuando uno tiene dedos cortos y juntos.
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